Translate

jueves, 7 de abril de 2011

DIARIO INTIMO DE UNA CAMISETA

Este cuento lo escribí para la presentación de la firma de moda Polka i Punt.


Diario íntimo de una camiseta

25 de agosto de 2009
Creo que ya no me sacarán nunca más. Soy una prenda de sport veraniega y es el tercer año que me quedo en el armario. El triquini dice que no me desanime, que todo vuelve a estar de moda después de un tiempo, pero los vaqueros de campana son menos optimistas. Hablan de un futuro de terror donde somos metidos en bolsas negras de plástico y transportados al infierno de las cosas donde seremos quemados o enterrados vivos. Tengo miedo.
Recuerdo la ilusión de cuando fui adquirida, los ojos brillantes y la sonrisa de placer ante el espejo tras la primera prueba, la alegría del estreno… ¡me sentía tan bella! Pero no sé qué pasó, después de eso solo fui lucida dos veces antes de ser olvidada en el fondo del armario.


3 de octubre de 2009
Los jeans tenían razón. Aprovechando la reorganización del armario por el cambio de temporada nos han puesto en una bolsa de plástico y nos han metido en una especie de contenedor. Después fuimos cargados en el camión que nos lleva a nuestro destino. Ya no hay esperanza, pero al menos estamos los tres juntos. 
Me he puesto melodramática y me ha dado por recordar mi infancia. Una parte nací en los campos de algodón de la India y otra en una planta química de elastano en Alemania. Hilaron ambas en México y me tejieron en China. Finalmente, antes de llegar a la tienda, me confeccionaron en Bangladesh ¡fíjate cuánto he viajado! … aunque este será mi último viaje.

12 de febrero de 2010
¡Han pasado tantas cosas desde la última vez!

Cuando nos descargaron del camión pasamos por un proceso de lavado, ¡no nos quemaron!, y después de unos cuantos paseos y manoseos acabamos en posesión de unas chicas que se hacen llamar POLKA I PUNT. 
Estoy entusiasmada, me preguntaron qué me gustaría ser si no fuera una camiseta y les confesé mi secreto mejor guardado. Me daba un poco de vergüenza, pero al final les conté que siempre había soñado con ser un bolso y, no te lo vas a creer, me dijeron que si querría seguir con mis viejos amigos. Les dije que sí ¡por supuesto!
Fue cosa de magia, pero en poco tiempo el triquini, los vaqueros y yo nos habíamos convertido en un bolso exclusivo, nuevecito y listo para hacer las delicias de cualquiera. Increíble, ¡soy tan feliz!

No hay comentarios:

Publicar un comentario